domingo, 26 de octubre de 2014

MARCEL DUCHAMP

MARCEL DUCHAMP

Con el paso del tiempo se han presentado diversas concepciones sobre el arte, dando lugar a un dinamismo constante, en el cual las corrientes emergentes se oponen a las anteriores y luchan incansablemente por tener un lugar en la historia. Uno de los momentos más radicales de dicha evolución artística se dio en la Modernidad, a partir de las vanguardias, las cuales marcaron una clara ruptura con el arte tradicional y dieron lugar a una serie de elementos jamás imaginados.
El pintor abandonó el carácter simbólico de la pintura y ya no se preocupó por plasmar la realidad con fidelidad.
No sólo revolucionó la técnica pictórica, sino también la manera en que el espectador se enfrentaba al arte. Esto produjo un claro rechazo al arte tradicional y marcó el surgimiento de una nueva ningún artista ha influido tanto en el arte contemporáneo como Marcel Duchamp. De hecho, el señor es un mito dentro de los territorios del arte y su famosa Fuente, un sencillo orinal desaparecido, es una de las piezas claves de la transformación del arte del siglo XX. La obra fue expuesta por primera y única vez en el Salón de Artistas Independientes de 1917 de Nueva York. La exhibición neoyorquina pretendía ser una muestra de arte que mostrara lo más novedoso y vanguardista de principios de siglo XX. Sólo una condición era necesaria para participar, pagar $ 6.00 Dlls., Duchamp los pagó y entró en la exhibición bajo el seudónimo de R. Mutt. Era en la pintura y en el arte en general.
Entonces nos enfrentamos ante un tipo de obra totalmente diferente, un objeto que va mucho más allá de la destrucción propuesta por los dadaístas. Por principio y para que quede claro, la obra no puede ser evaluada desde sus cualidades de forma, tampoco podemos evaluarla desde el punto de vista de la técnica, ya que Duchamp ni siquiera supervisó su construcción, ni escogió el color, ni el modelo, nada, sólo llama a la tienda, pide y planta un mingitorio.
Sabemos de entrada que Duchamp no era considerado como cualquier hijo de vecino, por el contrario la sociedad americana lo tenía como un buen artista emigrado de Europa, cierta fama y respeto anteceden a su llegada a los Estados Unidos. Para la exhibición no usa su nombre y en su lugar participa con un seudónimo -lo cual no viene de a gratis-. Después del rechazó por parte de los organizadores (en este grupo estaba él), Duchamp escribiría un artículo en The Blind Man  una de las revistas de arte más respetadas de Nueva York defendiendo la obra (¡su obra!) y exponiendo los puntos más sobresalientes del objeto y justificándolo.
Si  R. Mutt hizo  la obra con sus propias manos o no, no es importante. El tomó un artículo ordinario de la vida, colocándolo en una galería le roba su significado habitual dentro de un nuevo punto de vista y bajo un nuevo título. Un nuevo forma de pensar hacia ese objeto. No es una pieza de plomería eso es absurdo.  Las únicas obras de arte que América ha producido son la plomería y sus puentes.

Segundo, Duchamp le pediría a un buen amigo, Walter Arensberg, un respetado hombre y reconocido en todo Estados Unidos como uno de los más serios e importantes coleccionistas de arte de Nueva York que comprara la obra y lo hiciese público. Él es el responsable directo de comprar y tirar ésta obra.
Tercero, le pediría a otro de sus amigos, Alfred Stiglitz, un muy reconocido fotógrafo de la época que le tomará una fotografía, la misma que vemos en la revista y la única que existe de la obra.

La suma de los tres actos implica, sí se pudiese dar el caso, premeditación, alevosía y ventaja. ¿Un acto artístico o toda una campaña mercadotécnica? Pienso un poco de ambas, sí se asume la obra como desafío y provocación bastaría haberla puesto en exhibición con su propio nombre, pero la obra necesitaba el reconocimiento popular para trascender en el tiempo, el espectador necesitaba forzosamente la aprobación de reconocidos miembros de la comunidad artística que la avalaran. Una vez hecho esto la obra estaba del otro lado y pasa a la fama como una de las más importantes obras del siglo XX.
Marcel Duchamp es todo un héroe y sus ideas aun siguen dando frutos dentro del arte. Con los ready mades y en especial con la Fuente se abrió la caja de Pandora. Cuando un objeto común –un ready mades- es sacado de su contexto e insertado dentro de un espacio de exposición adquiere un aura especial y se convierte como por magia en arte, de una manera totalmente radical y trasgresora.
Sus propuestas siempre estuvieron contra todo tipo de convención y con una marcada obsesión por romper con todas las nociones preconcebidas del arte. Duchamp desdeñaba cínicamente a todo aquel artista que enarbolara la bandera de “vanguardista cultural” y habría de defender siempre la actitud individual, la singularidad y la independencia del artista con el trabajo intelectual por sobre el técnico. De manera paradójica y contrastado con Picasso que literalmente cagaba arte todos los días, Duchamp no era un artista prolífico, cada pieza era el resultado de largas reflexiones y sus ready mades surgirían en contadas ocasiones a través del tiempo con el fin de no saturar el estímulo que provocaba su magia. El acto de crear es lo que realmente es importante- decía él-, no su creador, por eso este acto no puede tener ninguna acción punitiva. Lo que estaba proponiendo es que las posibilidades creativas pueden estar dentro de cualquier individuo, cuando Duchamp le roba la técnica a la construcción artística, ya no hay escuela para la producción de arte.


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